Tras un año de la muerte de su padre, el Emperador Arispar, Baeldor regresó de las heladas tierras de Tiama para reclamar el trono y convertirse en el vigésimo cuarto Emperador de Banderbill. Poco tiempo después de su coronación Baeldor recibe un pergamino de Ottherius, en el cual se encontraban las instrucciones de un ritual para revivir a su padre. Sin dudarlo, el joven humano realiza el ritual y la mismísima figura de Arispar aparece por unos segundos diciendo solamente que debía rescatar al lunático Ottherius.

Las palabras de Arispar llevaron a Baeldor a la Tercera Batalla de Arghal para intentar rescatar al lunático de las garras del Demonio, pero tras una sangrienta lucha la Armada es derrotada y obligada a retirarse hacia Banderbill. Al llegar al Palacio Real se encuentra al mismísimo Ottherius, quien había escapado del Infierno en medio de la batalla. Tras una larga charla, Baeldor se entera de la existencia de la Orden secreta y que Arispar llegó a ser Emperador gracias a ella.

Los siguientes años fueron muy duros para el Imperio, constantes ataques hacia Banderbill provocaron tiempos de hambruna y desesperación. Al joven e inexperto Baeldor ya no le preocupaba La Asamblea, sino que centraba todos sus esfuerzos y su ejército en mantener Banderbill a flote. Tras duros años de lucha, finalmente logra restablecer el orden y salvar la ciudad.