Rojo como el atardecer
Esa tarde en Nueva Esperanza no la pasé nada bien. Mis amigos y algunos comerciantes de la zona no podían calmar mi llanto. Por un instante el rojo de mi cabello pasó a mi rostro, en los ojos había mucho dolor y mi piel cada vez se volvía color rubí. El estrés y la angustia estaba carcomiendo lentamente la bondad y el amor que algún día tuve.
La decisión no fue fácil. Durante muchos meses amé a la persona equivocada, aunque supongo que son cosas de la vida. ¿Por qué me debería de preocupar tanto? Los elfos vivimos centenares de años.
La respuesta a esa pregunta me la he tratado de responder días antes, incluso mientras seleccionaba algunos artículos para la estantería tercera de la Biblioteca de Lindos, dónde trabajo. Creo que hoy puedo decir que conseguí la respuesta. Otra vez el color rojo en mi vida, ahora no en mi cabello si no en lo facial de un clérigo.
Aunque debo decir que yo poseo un talento especial para vivir al límite. Durante estos meses he tenido que esconder mi situación amorosa del resto, hoy también debo hacer lo mismo. Esta forma de vivir es agotadora, aunque la República está por encima de todo.
¿Creerán que estoy fraternando con el enemigo? Si esto llega a los altos mandos creo que estaré en serios problemas, pero tranquila, Araelle; ellos me conocen muy bien. No hay nada inexplicable para una filósofa. Hoy, nuevamente, el amor ha vencido en mi…
Autor: Aslemyr