Hoy me sorprendí mirando sus manos. No por cómo empuñaban la espada, sino por cómo tiemblan apenas termina de combatir en las arenas de Rinkel.

Es fácil olvidar que no somos solo armas. Que incluso un renegado puede cansarse, puede dudar. Y que yo… también puedo sentir más de lo que admito.

Él me preguntó si tenía miedo de morir.

Le mentí. Le dije que no, que estoy lista.

Pero la verdad es que me da miedo…

no por mí, sino por no verlo más a él.

Que ironía, una cazadora del Imperio temiendo perder a quien ni siquiera debería mirar.

Entrenamos hasta que nos faltó el aire.

Cuando nuestras miradas se cruzaron, sentí que algo se rompió: esa muralla que levanto inclusive con el clan.

Él no dijo nada. Yo tampoco.

Pero por un segundo, juraría que quiso decirme algo que tampoco se atrevió.

Está dormido, a unos pasos del fuego.

Me acerqué lo suficiente para escuchar su respiración.

Sé que no debería, pero lo hice igual.

Me gustaría que supiera que no tiene que pelear solo.

Que si baja el escudo, no voy a aprovecharme para herirlo.

Pero no sé si alguna vez tendrá el valor de creerlo…

ni yo el de decírselo

escribir esto

pensarlo

mejor borro esto antes de que lo encuentre

Tal vez mañana me arrepienta de escribir todo esto.

Pero esta noche lo admito, aunque sea acá. Ni siquiera me atrevo a contárselo a Mi▒m▓̷̷or▒▓̷̷▒i.

Me importa. Más de lo que quise, más de lo que debería.

Y aunque nunca lo diga en voz alta, pelearía por él.

No p▒▒▒or el Im▓̷̷▓̷̷perio▓̷̷▒, no por el▒▓̷̷▒▒ clan. Por▒▒ él.

Autora: Ely