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apulia

Apulia


La pequeña dama




Clase: Mago

Raza: Gnomo

Género: Femenino

Nacimiento: 1550

Fallecimiento: -

Lealtad: Republica

Relacionados: Berlyn - Zkaf - Eliwen - Gimly - Fayne - Meel



Descripción física y personalidad


Gnoma, de pelo rubio algo rizado, piel muy clara y lisa, ojos de color verde-azulados, de bastante baja estatura, atenta, simpática y distraída. Le molesta repetir las cosas más de dos veces. Fanática de la lectura, y de la escritura. Disfruta hablando con personas de su misma estatura, ya que no necesita levantar la voz para que la oigan. Además, es humilde y muy apasionada por ir combinada a donde quiera que vaya. Detesta a los Orcos, al igual que los insectos y las criaturas gigantes.

Inicios del personaje


Apulia nació en la ciudad de Tiama, donde abunda el clima frío y las tormentas de nieve. Su padre de nombre Berlyn, oriundo de Rinkel, y su madre de nombre Zkaf, oriunda de Illiandor. Estos, se conocieron en la Abadía de Lindos, en una boda de amigos en común, y mediante cartas mantenían un noviazgo a distancia. Luego de dos años de novios se casaron en el templo de Tiama, decidiendo así, mudarse juntos a la mansión de dicha ciudad, ya que ambos no querían afiliarse a ninguna facción en específico, entonces, allí podrían ser neutrales. Él era un alquimista muy reconocido en el mundo Imperium, por eso, almacenaba una fortuna incontable. Era reconocido por especializarse en elixires de salud y pociones de rejuvenecimiento. El hombre, luego de asentarse en Tiama, empezó a trabajar e investigar en inventar una poción que pueda resucitar a las personas, más bien, a guerreros caídos en combate. La investigación rápidamente sería difundida por toda la ciudad, llegando a oídos así de un guardia imperial que estaba de paso en la zona. Éste, le comenta al padre de Apulia que debe presentar el proyecto ante algún rango alto de la armada imperial ya que podía ser todo un éxito, a lo que el hombre acepta, dirigiéndose ante las fuerzas imperiales.

Éstas últimas aceptan brindarle un espacio al alquimista para que pueda seguir con el proyecto para uso exclusivo de los ciudadanos del imperio. Por eso, cada comienzo de semana, llegaba un barco a la costa tiamana, para que el hombre partiera hacia la ciudad de Banderbill. La presión de los líderes imperiales era alta, ya que, ellos le pedían que no tardase tanto. Los imperiales, felices de que la poción sea todo un éxito, le insisten al padre de Apulia que le jure lealtad a la bandera imperial. Éste, se niega a la petición, ya que él quería mantenerse neutral, porque le gustaba ayudar a todos, no solo a una parte de la población de Imperium. Un ejercito desconocido ejecuta al hombre, para poder mantener la poción y las demás investigaciones que se hacían, en secreto, para que ningún otro bando se entere. Desde el día de la ejecución jamás se ha vuelto a hablar ni oír de tal dicho elixir.

Su madre, luego de leer la carta que le envió el correo imperial, rompe en llanto por la muerte de su marido, y decide contarle a una joven Apulia, que recién empezaba a tener conciencia y noción, que su padre había desaparecido. La viuda, jamás le contó a su hija que su padre había muerto, ya que no quería que una niña tan joven se entere de la verdadera situación, así que la gnoma se quedaría con ésta información. Con el paso de los años, Apulia tomó una personalidad muy imponente, ya que por su baja estatura y la falta de su padre, ella sentía que debía hacerse notar a donde quiera que vaya para no ser menos.

Desde su niñez se interesó por la moda, ya que su madre, en sus tiempos libres, tejía vestidos y sombreros para que ella use. Por eso, la viuda le encargaba a su hija la búsqueda de pieles de lobo invernal, y de oso polar. Para combatirlos, Apulia usaba un libro viejo y polvoriento que había encontrado en la biblioteca personal que su padre tenía guardada, donde se leían muchos conjuros mágicos con los cuales poder derrotar a los animales que su madre le solicitaba. Así es como durante su infancia, pudo lograr tener una relación con el sastre de la ciudad Tiamana, llamado “Eliwen”. La niña le entregaba pieles, y éste, le confeccionaba túnicas y gorros de una calidad sorprendente, formando así, un gran lazo de amistad.

Con el paso del tiempo, cuando Apulia ya tenía 17 años, un día en particular, el sastre decide invitar a la gnoma a un viaje a la ciudad desértica de Rinkel. Eli, como le decía cariñosamente la gnoma, debía comprarle unas pieles de oso pardo a un mercader de dicha ciudad, y ella, allí podría ver un estilo de vestimenta muy particular debido a las altas temperaturas, donde podrá aprender más de la confección de túnicas y ropa en general. Apulia, muy entusiasmada por la aventura, le pide permiso a su madre para poder acompañar al sastre, pero esta se niega rotundamente ya que teme por la vida de su hija en la altamar. La pequeña dama, en un acto de rebeldía, producto de la edad, decide guardar sus cosas en un gran saco, tomar unas monedas de oro de la caja fuerte de su difunto padre, y escapar junto al sastre, sin que éste sepa que iría en contra de la decisión de su madre. Luego de varios días de viaje, ambos arriban a la ciudad desértica. Los dos, caminan por la ciudad en búsqueda del mercader. Luego de un rato caminando, deciden ir a la taberna de la zona, para descansar, y tomar algo, ya que el calor era deshidratador, además de que el gran saco con sus cosas, hacía que esté muy cansada. Apulia, acostumbrada a las brisas y temperaturas heladas, se queda asombrada por las altas temperaturas, y por la vestimenta de la gente, ya que todos dejaban ver sus brazos y sus piernas. Después de descansar en la taberna, el sastre quiere seguir buscando al mercader, a lo que la gnoma le dice que lo esperaría en donde está sentada, ya que no estaba acostumbrada a las altas temperaturas, y se sentía un poco mareada y cansada luego del viaje. Eliwen accede con desconfianza, pero sale de la taberna en búsqueda del vendedor de pieles. Luego de un rato, Apulia ve a un guerrero orco, de gran porte, muy alto, vistiendo una armadura con colores grises y azules tomando una especie de jugo de color dorado. A su lado, tenía una espada de un gran filo, y un estandarte del Imperio. Apulia desconfiaba del orco, pero ella tenía una curiosidad muy grande por encontrar información de lo que ella consideraba desaparecido padre, a lo que, se le acerca a éste guerrero, intentando conversar con él. La conversación no parece ir por buen camino, ya que al orco, le costaba mucho entender las palabras de la gnoma, por eso, a algunas cosas les respondía solo con un sí, o con un no, o diciendo cosas sin mucho sentido. La dama, al ver que no podía sacarle información, le pregunta si conoce a otra persona con la cual conversar, a lo que el orco responde con un simple sí, y le hace una seña para que ésta la siga. Apulia, por la curiosidad accede, y ambos se dirigen a un campamento imperial orco a las afueras de la ciudad. Cuando llegan allí, Apulia intenta volver disimuladamente, ya que no se sentía segura, a lo que los orcos, movilizados por el gesto del que la acompañaba, se abalanzan sobre la gnoma, intentando aprovecharse de ella. Entre golpes y rasguños, ella utiliza sus conocimientos de magia, inmoviliza a los orcos y se dirige despavorida devuelta a la ciudad. Allí encuentra muchísima gente, tanta que incluso era difícil caminar. Intenta gritar el nombre del sastre, para que pueda encontrarla, siendo en vano, pero entre el miedo, la angustia y la adrenalina, corre hacia el puerto, ya que a lo lejos ve como hay dos orcos acercándose al lugar donde ella estaba. Una vez allí, habla con el capitán y le paga el boleto al barco más próximo a salir, que la dirigía a la ciudad de Suramei.

Historia intermedia


Apulia, arriba a Suramei, una ciudad encantadora a sus ojos. Aunque, a ella se la veía con miedo, muy desconfiada e introvertida, todo lo contrario a lo que ella era. Mientras avanzaba por la ciudad, los lugareños la miraban con desconfianza, excepto una joven elfa llamada Meel. Ésta última, se acerca a hablar con la joven gnoma, a la cual le costaba hablar mucho. Las dos, mantienen una conversación, donde cada vez Apulia se va soltando un poco más, contándole toda la historia de cómo había llegado a la ciudad, y que el poco dinero que tenía, lo gastó en el pasaje, dejando su saco con ropa en Rinkel. También, le cuenta que quiere conocer al sastre de la ciudad republicana, llamado “Gimly”, ya que era la única forma que tenía de poder trabajar y comprar comida, incluso poder mudarse a alguna pequeña casa. Así que, se dirigen a la sastrería y así conocen a este sastre gnomo. Rápidamente se caen bien, ya que ambos son de la misma raza. Gimly accede a darle trabajo a Apulia. Luego de una semana viviendo en la casa de Meel, forman una amistad prácticamente inseparable. La gnoma puede pagar el alquiler de una pequeña vivienda allí en Suramei, logrando así empezar con su nueva vida en la ciudad republicana, así que despide a su amiga y su familia, y le agradece por toda la hospitalidad brindada, dirigiéndose a su propio hogar. Con su nuevo trabajo, ella mejoró muchísimo en la confección de ropa, haciendo túnicas y vestidos de un nivel incluso mejor que el del sastre de la ciudad. Éste, vendía las prendas que la pequeña confeccionaba, llamando así la atención de los lugareños, ya que eran de una altísima calidad, y a un precio accesible.

Un día, Fayne, la teniente de la milicia republicana, le compró unas túnicas a Gimly. Esta última, sorprendida de la calidad, le preguntó al sastre si había mejorado su calidad de bordado, a lo que él le responde que no, que la que había confeccionado esa prenda era una joven llamada “Apulia”. La gnoma, desde el taller de la sastrería escucha la conversación, a lo que disimuladamente se dirige a donde estaban conversando, haciendo que buscaba una tela. La teniente la llama, preguntando si ella había confeccionado la túnica. Apulia asiente con la cabeza, de una manera tímida. La miliciana sorprendida, le pide a la gnoma hablar, a lo que la última asiente, y se dirigen fuera de la tienda. Fayne le comenta que su calidad de trabajo era increíble, que nunca había visto una túnica tan perfecta. Le propone que, aparte de trabajar para el sastre, también le haga prendas a la teniente de una manera más personal, para ahorrarse el tiempo de ir hasta la tienda a comprar, obviamente con una remuneración por el trabajo realizado. La pequeña dama, con una sonrisa en su cara, accede a la petición de Fayne, ya que la humana a cargo de la milicia podría ser un buen contacto para que el día de mañana Apulia pueda ser parte de la milicia republicana.

Ya con veintitrés años, Apulia y Meel practicaban magia en las afueras de Suramei, matando lobos y ents. Así, conseguían pieles para hacerse ropa para ellas. Luego de volver, la madre de la elfa le pregunta a la gnoma si puede confeccionarle un vestido para la boda de una amiga de ella, a lo que Apulia acepta la travesía. La madre les comenta que para hacerlo, deben conseguir pieles de lobo y oso invernal, que sólo se consiguen en las afueras de la ciudad de Tiama. La pequeña dama no quería volver a su ciudad natal, porque le daba miedo de encontrarse con su madre, ya que ella se escapó, y se sentía avergonzada por eso, así que no era una opción visitar la ciudad invernal. Ambas, con la misma idea en la cabeza, se dirigen al sastre, preguntando dónde podrían conseguir dichas pieles sin visitar dicha ciudad. El gnomo les comenta que había un mercader en Rinkel donde podrían comprarlas a un precio no tan elevado. Las jóvenes se miran con cara de preocupación y un poco de miedo, por la experiencia que tuvo Apulia en la ciudad 5 años antes. Acongojada, a la gnoma no le queda otra opción que dirigirse a la ciudad desértica, ya que no quería decepcionar a la madre de su mejor amiga. Ambas se dirigen al puerto, y con algo de nerviosismo compran un pasaje para el próximo barco hacia Rinkel.

Luego de varios días de un extenso viaje, llegan exhaustas a la ciudad, donde abundaba el calor y los insectos. Rápidamente, deciden caminar hasta la taberna de la ciudad, donde descansar un poco y poder hidratarse. Luego de pedir unas bebidas, la gnoma se dirige al baño un momento, con lo cual, Meel se quedaría sola en la mesa. La elfa, un poco curiosa, decide escuchar la conversación que tenían unos orcos de la mesa contigua. Hablaban de una travesía muy peligrosa hacia un lugar llamado “Cueva Pirata”, que para llegar debían cruzar toda la costa de Nueva esperanza, dirigiéndose hacia el sur, cruzando algunas islas. Que sería un viaje muy largo, y complicado, pero con un botín muy jugoso de obtener de ella. A todo esto, Apulia regresa del baño, se sienta a la mesa y Meel le cuenta lo escuchado. La gnoma, disimuladamente gira su cabeza hacia la mesa donde estaba surgiendo esa conversación, y reconoce a esos Orcos, ya que eran los mismos que la habían atacado años antes. Los imperiales, no la habían reconocido ya que luego de los años, Apulia había madurado mucho y sus rasgos habían cambiado. Ellos hablan de que deberían partir antes del anochecer, para así llegar a la cueva en la mañana. Por eso, toman sus armaduras, armas y sus estandartes del imperio y se dirigen fuera de la taberna. Las muchachas, se miran entre sí, la elfa, mucha curiosidad, y la pequeña dama con ojos de venganza. Apulia le comenta a Meel que no quería que las cosas se quedaran así, quería hacer justicia e ir a combatir a los Orcos. La elfa le comenta que le da mucho miedo la travesía, pero que lo haría con tal de que su amiga se sienta mejor. Ambas deciden viajar al anochecer, para poder darle margen a los Orcos y que no las vean seguirlos. Por eso, compran las pieles para la vuelta, unos cuantos elíxires azules y rojos para la batalla, y unos báculos que hacían que sus conjuros sean más poderosos. Luego de la bajada del sol, se dirigen hacia el puerto, donde los recibe un capitán de baja estatura y una voz muy ronca, que yacía sobre la proa de una embarcación. Las mujeres le preguntan si sabe como llegar a un lugar llamado “Cueva Pirata”. Éste, sin mucha intención de hablar, les asiente con la cabeza y les tiende una mano, haciendo un gesto que debían pagarle. Éstas, le dan quinientas monedas de oro, a lo que el enano les sigue haciendo la misma seña, dando a entender que debían darle más. Las muchachas le entregan otras quinientas monedas de oro, a lo que el capitán del navío, con una mueca contenta, les hace otra seña para que suban al navío, y así es como los tres se dirigen a dicha cueva pirata. Durante el viaje, antes de dormir, las jóvenes repasan juntas los hechizos que podrían utilizar contra los imperiales.

Ya de día, con el sol recién saliendo, las muchachas llegan a una especie de puerto que había en una isla al parecer abandonada. Deciden bajar, a lo que antes de marcharse, el capitán les hace un ruido con la garganta llamandolas, y este les entrega un mapa de dicha cueva, con un camino que debían seguir para encontrar el tan preciado botín. Las muchachas sorprendidas, intentan preguntarle cómo él tenía ese mapa tan útil, y por qué no lo había utilizado para explorarlo, a lo que el hombre de baja estatura, sin decir ninguna palabra, se va dentro del barco para esperar la vuelta de las magas. Ambas, un poco molestas por la poca cortesía del enano, se dirigen, siguiendo el mapa, a la entrada de la Cueva Pirata. A la distancia logran divisar la entrada de lo que parecía ser una cueva natural, muy amplia y muy bien iluminada. También, se observaban una especie de enanos piratas, la gran mayoría muertos, y algunos moribundos. Éstos últimos solo decían dos palabras, “Orcos Imperiales”, mientras se desangraban poco a poco. Con mucha tristeza en sus ojos, deciden seguir avanzando, e ignorar los gritos de ayuda de los enanos. Entran a la cueva, y ven muchos cadáveres y sollozos. Luego de avanzar un rato, encuentran una zona donde estaba inundada. Allí había una especie de muelle improvisado, con una barca reposando. Ambas suben a ella, y reman hacia dentro de la cueva. Mientras avanzan, el agua sobre el bote se va poniendo cada vez más descontrolada, y a lo lejos se oyen algunos gritos de lo que parece ser una sirena. En el instante que se oye la muerte de la sirena, las muchachas divisan otro bote con banderas imperiales, con varios orcos dentro. Rápidamente, las muchachas se acercan, y a un grito de guerra, empiezan a luchar contra los guerreros. La batalla no duraría mucho ya que, de un instante al otro, las aguas se descontrolaron de una forma muy brusca, mientras una bestia gigante se asomaba de debajo del agua.

Era el temible Kraken, que por el ruido de la batalla, se despertó y comenzó a atacar a ambos barcos. Todos intentaron escapar, pero el primer barco que cayó fue el imperial, acabando con algunos orcos en el acto. Otros intentaban escapar nadando, y mientras el Kraken se distrajo con los que nadaban, las mujeres aprovechan la distracción para huir, aunque con un golpe de la bestia al barco, hace que Meel pierda el equilibrio, cayendo hacia las inquietas aguas. Rápidamente Apulia entre gritos intenta subirla al barco, a lo que la elfa intenta batallar con el monstruo para que ésta se distraiga con ella, permitiendo así a su amiga escapar. La pequeña dama rápidamente entiende el sacrificio de su amiga, así que con muchas lágrimas en sus ojos, escapa hacia fuera de la cueva, donde allí encuentra el enano aún esperandolas. La joven le comenta que se encontraba herida, por algunos golpes que había recibido por los orcos. Le comenta lo sucedido con su amiga al enano y, con una mueca de tristeza, le da el pésame y le comenta que necesita curar sus heridas rápidamente, así que decide llevarla a una pueblerina ciudad al este del archipiélago, la ciudad de Illiandor. Al arribar, un noble sacerdote que se encontraba pescando, ve al barco llegar con la gnoma con su túnica color marrón ensangrentada, a lo que rápidamente éste se ofrece a ayudarla, llevándola al templo para curar sus heridas. Luego de ayudarla, le enseña una cicatriz que le quedará en la parte alta de la pierna. Apulia, le comenta que no será algo que querría ocultar, sino que siente que es un recuerdo de su amiga, que se sacrificó por ella para salvar su vida.

Presente, aspiraciones y futuro


Apulia el día de hoy con treinta años reside en la capital de la República, la ciudad de Suramei. Ella aún se dedica a trabajar en la sastrería con su colega Gimly, y todavía le confecciona túnicas a la teniente Fayne, con la cual de a poco forma una relación. Aún se interesa por la lectura y el aprendizaje de nuevos hechizos, siendo una aspiración que a futuro le gustaría retomar. Todavía intenta descifrar la muerte de su padre, aunque ella piensa que solo está desaparecido. Tampoco desde los diecisiete tiene contacto con su madre, por la vergüenza que ella siente por el acto de rebeldía que tuvo en su juventud. Se comenta que el correo de Suramei ha recibido cartas a su nombre, pero ella nunca las ha ido a recoger. Su mayor aspiración es poder ser la sastre oficial de los militares republicanos-

apulia.txt · Última modificación: 2024/11/11 02:38 por behjer