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La Fractura Final


Historia Previa


Hace siglos, un grupo de exploradores se aventuró en las sombrías y desoladas tierras del Inframundo, un reino de muerte y desesperación. Aunque algunos consiguieron sobrevivir y saquear asentamientos, las temibles criaturas de esa región finalmente acabaron con ellos tras años de enfrentamientos. Durante su expedición penetraron el Templo Kalath, rompiendo accidentalmente una barrera mágica que contenía al gran Hechicero encarcelado en el Inframundo.

Mientras buscaban una salida, los exploradores encontraron a unos misteriosos hechiceros realizando un ritual. Aprovechando la distracción, lograron atravesar un portal que estos estaban canalizando y emergieron en el Plano Real. Esta fractura formada entre los planos provocó temblores colosales en las tierras del Imperium y materializó una gigantesca grieta en la Isla Shilian. Diversas facciones enviaron investigadores para esclarecer el suceso, pero solo hallaron los cuerpos de los dos exploradores, consumidos por una energía oscura.

Con el paso de los años, la energía que emanaba la grieta se volvió más potente y se filtraba cada vez más el plano real haciendo que los cielos sobre la Isla Shilian se tornaran cada vez más oscuros. Esta energía oscura viajó grandes distancias hasta encontrar enclaves naturales donde el poder elemental era más fuerte. Allí los cristales de agua, fuego, tierra y aire comenzaron a emerger.

Estos cristales, actuaban como faros de una poderosa señal mágica, atrayendo a unos misteriosos hechiceros. Nacidos de la energía elemental del Inframundo, estos hechiceros fueron irresistiblemente atraídos por el poder de los cristales, atravesando las barreras entre el Inframundo y el plano real con el objetivo de liberar a Garveloth.

Las facciones intentaron enfrentar a los hechiceros, pero pronto se dieron cuenta de que era una lucha fútil; estos seres eran demasiado poderosos. El hechicero del agua desató poderosas mareas, levantando olas colosales y hundieron barcos a su paso, el de viento desató vientos y tormentas implacables y el hechicero del fuego incendia a los guerreros que osaban enfrentarlo.

Las Hordas del Caos se enfrentaron al Hechicero de Fuego y destruyeron el Cristal de Fuego en la misión: Esquirlas de Fuego.

Los Imperiales se enfrentaron al Hechicero de Agua y destruyeron el Cristal de Agua en la misión: Mareas de un Destino Incierto.

Los Republicanos enfrentaron al Hechicero de Aire y destruyeron el Cristal de Aire en la misión: Aires de un Destino Tormentoso.

La Fractura Final


Desde hacía varios días, las tierras se sacudían con violentos temblores, mientras grietas profundas comenzaban a abrirse cerca de la Isla Shilian. Los informes llegaban desde todas partes: pescadores, exploradores y campesinos describían el suelo estremeciéndose bajo sus pies, como si la tierra misma estuviera tratando de liberarse de una fuerza contenida por siglos.

En el corazón de la Isla Shilian, al pie de la antigua grieta de donde salieron los exploradores, se podía vislumbrar un gigantesco cristal. Junto a él, un misterioso hechicero de túnica marrón levantaba sus manos, canalizando la energía del cristal mientras criaturas de piedra y barro se levantaban del suelo para defenderlo.

Las facciones sabían que el tiempo apremiaba. Si el cristal no era destruido, los temblores que comenzaban a sacudir la Isla Shilian pronto podrían extenderse al continente, provocando una catástrofe sin precedentes. Cada líder, consciente de la presencia de los otros, sabía que la victoria no solo significaba la destrucción del cristal, sino también adueñarse de esos fragmentos misteriosos y consolidar su dominio sobre los demás.

Cristal de Tierra

El Despertar del Inframundo


Las facciones se trasladaron a la Isla Shilian, enfrentando peligrosos oleajes y temblores que azotaban la isla. A medida que las tropas desembarcaban, el suelo seguía sacudiéndose bajo sus pies. Al llegar al corazón de la isla, las tres facciones se encontraron al mismo tiempo, sorprendidas al ver que no estaban solas en su búsqueda. Allí se encontraba el imponente Cristal de Tierra, rodeado por una barrera mágica y defendido por misteriosas criaturas y un poderoso hechicero desconocido de túnica marrón.

Tras largas horas de enfrentamientos en la Isla Shilian, ninguna facción cedió su terreno. Las tierras temblaban como nunca antes, mientras los ejércitos de la Armada, la Milicia y las Hordas del Caos se enredaban en una sangrienta batalla entre ellos y las criaturas del inframundo. Poco a poco, la barrera mágica que protegía el cristal iba disipándose y las criaturas iban cayendo una a una. Sin la barrera, el cristal comenzó a ceder y perder su potencia ante el poderoso asedio en conjunto, aunque no intencionado, de las facciones.

El cristal finalmente sucumbió y el hechicero de tierra se desvaneció en el aire al instante, pero la victoria fue efímera. Al romperse el cristal, la grieta del Inframundo absorbió a todos los presentes, transportándolos a un lugar más allá del plano real, un dominio oscuro y lúgubre. En ese lugar, los ejércitos, desconcertados y agotados, se vieron rodeados por innumerables criaturas tenebrosas, forzandolos a hacer una tregua temporal entre las facciones para poder sobrevivir.

Tras una feroz batalla contra las bestias del Inframundo, la lucha estaba lejos de terminar… algo más terrorífico se encontraba en ese lugar. A lo lejos, detrás de las criaturas derrotadas, los cuatro hechiceros se encontraban inmersos en un ritual oscuro. Con la energía extraída de los cristales era suficiente para poder finalizar este ritual y formar el Cristal del Inframundo.

Cristal del Inframundo

De pronto, un resplandor cegador rasgó el tejido de la realidad, abriendo un portal al más allá. Desde las profundidades de esa grieta sobrenatural, emergió la figura imponente de Garveloth, el legendario y temido hechicero del Inframundo, liberado finalmente de su eterna prisión para desatar su oscuro poder sobre el mundo. Su forma aún no era completa. tras años de estar encerrado se encontraba muy débil. Necesitaba absorber la energía del nuevo cristal para recuperar sus poderes. Aunque, su poder era innegable. Custodiado por los cuatro hechiceros, Garveloth empezaba a fortalecerse poco a poco.

Una vez más, las facciones se unieron en combate. En medio de un caos incesante de criaturas del inframundo, arremetieron contra los cuatro hechiceros y el imponente cristal que alimentaba el poder de Garveloth.

Con una ofensiva implacable, las facciones desataron una oleada de ataques devastadora, uniendo todo su poder en un último esfuerzo por destrozar el cristal que contenía la esencia primordial de Garveloth. Los hechiceros del inframundo, al ver su ritual tambalear, intentaron reforzar la barrera, pero fue en vano. Con un estallido ensordecedor, el cristal se rompió en mil fragmentos, liberando una onda de energía que sacudió los cimientos del plano oscuro. Con su derrota y la poca fuerza que pudo recuperar, Garveloth y los cuatro leales hechiceros se vieron obligados a retroceder y huyeron del combate, expulsando así a las facciones de aquel plano oscuro.

Sin embargo, algo inquietante ocurrió. Al regresar, las tropas se dieron cuenta de que sus líderes, Dharian, Thandell, y Gor Shak, no estaban con ellos. Nadie sabía dónde estaban ni qué les había sucedido. Con fragmentos del cristal en mano y el peso de la incertidumbre, las facciones regresaron a sus ciudades, sabiendo que aunque habían vencido, las consecuencias de esa victoria aún estaban por desvelarse.